Memoria transparente

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Un día abrí la puerta de la habitación y me encontré conmigo sentada en el computador escribiendo. Ese sonido de las teclas me hace sentir importante, sobre todo cuando escribo pensando, un poco pausado y con un parpadeo entre cada tecla. Hay veces en que me encuentro escribiendo tan rápido, que siento que tengo mucha plata, y cada tecla presionada deja caer una moneda de diez pesos al suelo, obviamente en cámara lenta, sobre todo cuando la moneda gira hasta quedar quieta en el suelo. Cuando escribo rápido me quedo por mucho tiempo observándome, hasta que me doy vuelta lentamente con cara de perra y me digo alguna pesadez, de esas que se me ocurren cuando voy caminando por la calle y veo a alguna persona hacer algo desagradable.
Me caigo mejor cuando escribo lento, estoy tan despegada de la realidad que nunca me doy cuenta que me estoy observando, entonces miro a mi alrededor, a veces tarareo alguna canción, o me imagino lindas situaciones románticas.
Cuando me doy cuenta que estoy justo atrás de mí, me paro, me miro y sonrío suavemente, como si de repente mi casa se volviera transparente.

Grita

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Empáñate

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La nublada mañana dejaba entrar muy poca luz al baño, el vapor empañaba el pequeño espejo del rincón izquierdo y los pelos se deslizaban lentamente entre las gotas que corrían por las paredes.
Cierra la llave del agua caliente y abre la cortina de la ducha rápidamente. Mientras con su mano derecha toma la toalla, con la izquierda se apoya en la pared para dar una buena pisada sobre la alfombra del baño.
Tira la toalla al suelo y pasa su mano sobre el espejo para quitar el vapor fijado, entonces toma su cepillo de diente y lentamente aprieta el tubo pegajoso para que salga la pasta dental. Mientras se lava la boca con lentitud comienza a buscar en el cajón el encrespador de pestañas.

Es nuestro

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Me senté a tu lado y te tomé la mano, me miraste y sonreíste. No me había dado cuenta pero mientras apretabas mi mano con fuerza, me estabas intentando acercar para darme un beso.

Encuéstate el cerebro

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Pasan su tiempo fabricando realidad, basándose en encuestas güevonas, y botando su dinero para ensuciar el planeta.
Pasan su tiempo escribiendo discursos, de esos que se supone que deberían sonar bonito, criticando al de el lado.
Pasan su tiempo analizándonos, descubriendo las mejores formas de llegar a nosotros, envenenándonos.
Pasan la vida predicando sobre el bienestar social, pero qué saben.
Pasan la vida demostrándonos las verdades del universo ¿realmente lo cree?
Usted cree en todo eso, y también en las teorías que una manga de huevones que no conoce dice que son ciertas, y que ni siquiera puede comprobar porque no lo entiende.
Usted cree en todo eso y en una serie de de hueva’s que al final no tienen mucha importancia.
Usted cree en todo eso y no cree en si mismo. Si cree que existe, puede creer en usted, pero si se le olvido cómo, mejor vaya a hacerse unos huevos revueltos.


DO IT

Weird Fishes/Arpeggi

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Las tres formas de hacer huevos revueltos

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Comenzó a sonar esa vieja canción, de las que te transportan care’raja al pasado. Fue un error, era justamente lo que él intentaba evitar.
Lo despertó la suave guitarra, y así, despacio, siguió sonando hasta que los reflejos le funcionaron y apagó la vieja radio.
Se acomodo lentamente en la cama y se tapo con la sabana hasta el último pelo que tenía en la cabeza. Apretó sus ojos fuertemente e intento borrar el pasado, pero no funcionó, ya era hora de levantarse y quitarse ese horrible sabor de la boca.
Metió sus pies al mar y se giró para verlo reír, pero no alcanzó a ver nada porque despertó. Entonces comenzó esa sensación maricona, esa güevá que se siente cuando él te dice que todo terminó. Parecía tan real, que para asegurarse de que sólo fuera un sueño, estiro su brazo para encontrarlo, pero parece que no era suficiente. Abrió sus ojos y a su lado no había nada.
Despertó cuando el vomito comenzó a ahogarlo, así que se dio vuelta y lo botó en uno de esos bol de cocina que alguien había dejado en el suelo. Cuando terminó vio que ya había amanecido, así que se metió a la ducha e intento revivir, pero se calló. Dicen que dormir bajo el agua hace bien para la celulitis. ¡Despierta! Baja a la cocina, el tiempo sigue corriendo.

Promesas sobre el bidet

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Te estoy esperando

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No te diste cuenta. Saliste y corriste hasta aquí. Me buscabas desesperada. Te sentaste y comenzaste a hablar de tal manera que por suerte entendí la mitad de tus palabras, pero llorabas mucho, así que supuse que estabas triste por algo. Logre sentirme conectada a tu tristeza, pero empezaste a reír con tanta fuerza, que el mundo comenzó a volverse primaveral y compasivo, y lo notaste, por eso desapareciste.
No paso mucho tiempo para que volvieras llorando otra vez: aquí estoy, sin entender nada. Sería más fácil si no tuvieras que buscarme.

Alo, realidad? #2

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Mientras mi cabeza está de vacaciones, tu te escondes entre razones que no encuentran sentido en nada, ni nadie. Entonces te preguntas que es lo qué pasa con tus manos cuando las acercas a las mías. Y aquí estás otra vez, intentando descifrar que significa mi mirada sobre la tuya.
Vuelves a esconderte, pero está vez te puedo encontrar entre secretos mal guardados y tentaciones poco controlables. Y ahora yo comienzo a cuestionarme, y giro entre excusas con poca capacidad de almacenamiento.
Nos damos la espalda y creemos haber olvidado la curiosidad de saber que sabor tiene un beso cuando se olvidan las dudas. Pero nos creemos invencibles, y nos convencemos de la claridad y firmeza de nuestras decisiones, las que, al momento de recordar, se vuelven exageradamente frágiles.
Nos volvemos a cuestionar y, una vez más, nos encontramos mientras mi interior comienza a temblar con tanta fuerza, que mi imaginación se vuelve más capaz de dibujarte sobre la realidad.