Alo, realidad? #2

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Mientras mi cabeza está de vacaciones, tu te escondes entre razones que no encuentran sentido en nada, ni nadie. Entonces te preguntas que es lo qué pasa con tus manos cuando las acercas a las mías. Y aquí estás otra vez, intentando descifrar que significa mi mirada sobre la tuya.
Vuelves a esconderte, pero está vez te puedo encontrar entre secretos mal guardados y tentaciones poco controlables. Y ahora yo comienzo a cuestionarme, y giro entre excusas con poca capacidad de almacenamiento.
Nos damos la espalda y creemos haber olvidado la curiosidad de saber que sabor tiene un beso cuando se olvidan las dudas. Pero nos creemos invencibles, y nos convencemos de la claridad y firmeza de nuestras decisiones, las que, al momento de recordar, se vuelven exageradamente frágiles.
Nos volvemos a cuestionar y, una vez más, nos encontramos mientras mi interior comienza a temblar con tanta fuerza, que mi imaginación se vuelve más capaz de dibujarte sobre la realidad.

No tiene sentido

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Comienzas, llegas, te vas sin sorpresa.
Vuelves entre dudas, arrancas entre ideas.
Te caes de vuelta, sonríes, me escuchas, no juegas, te vas.
Te creo y vuelves. Te vas, dudas y arrancas, decides estar.
Me miras, yo corro, conectas, tiemblo, tú temes en la oscuridad.
Me caigo, no sano, vuelvo a volar.
Te encuentro, tú escapas, me quieres matar.
Caminas, no piensas, vuelves tenaz.
Lo veo, no corro, no piensas más.
Me escapo, te entiendo, no quiero estar.
No hay sintonía si no puedes volar.





(Imagen por Pancha Cavada)

No creo, en nada

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Mira a su derecha y dice: No creo. Entonces esa sensación que se ubica entre el desierto y la montaña, comienza a caer por sus rodillas. Parece que las cosquillas no eran suficientes para que entendiera que existe una película que se proyecta en sus parpados cerrados, de esas que cuando te das cuenta, ya no están, ni las recuerdas. Entonces, las manos tiemblan, el corazón comienza a bailar con un ritmo, de esos que crees sólo existen en la infancia. Los pies se deshinchan y la lengua se alarga. Pensó que todo era un sueño, pero vio como sus uñas rojas, se volvían blancas. “Un espejo”, grita. Y ahí está, como siempre, nada nuevo, ni en el codo. Con una actitud juguetona, hecha un vistazo de nuevo, y se encontró con la sorpresa de ver sus mejillas enrojecidas luego de que él tocara la puerta. No hay más acciones, se vuelve ridícula la idea de girar la manilla. Y ahí está desvaneciéndose en la mala redacción de sus pensamientos. No hubo rose, ni dialogo. Esas cosas no existen, no vale la pena ni pensarlo.
Olvídalo, sólo espera la botella con el mensaje: DO i t.



(Imagen por Pancha Cavada)