Desvanécete

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Aleja las sonrisas tristes,
Los cuentos cortos.
Deja a un lado lo tuyo,
Olvida lo mío.
Vuelve a decirlo.
¡Vuelve!
Por tu última historia
Torcida de imaginación.
Abre la puerta y vuelve,
Con ese rose tramposo.
Y esa sensación fugitiva.
Deja mi movimiento inquieto.
Congélate, Acurrúcame, desvanécete,
Mientras las horas exactas se vuelven imprecisas.
Vuelve y escapa,
Vuelve ingenuo, vuelve a soñar.

Somos, estamos

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Un día, solo le hablaste y dijiste que te irías, sin muchas explicaciones, ni historias raras. No tenías mucho que decir tampoco, pero ella… ella si tenía muchas cosas que decirte.
Las cosas fueron muy extrañas los últimos días, tu animo difícil de llevar, sus secretos muy escondidos, tus bromas distractoras, y su extraño dolor de estomago. Era muy notorio como los dos intentaban ir contra el tiempo con cinismo; un poco de distancia, felicidad engañosa, y unos cuantos “todo va a salir bien”... Pero ambos sabían perfectamente que no iba a ser así, aunque como se dice: “La esperanza es lo último que se pierde”.
Estaría mintiendo si dijera que todo fue malo y penoso, porque con la próxima y repentina separación, aflorarían todos los sentimientos que ella guardaba con rencor hace bastante tiempo.
Ese último día, fue bastante complicado y doloroso. Con cada minuto que pasada, venía un recuerdo diferente a su cabeza, y que difícil fue intentar despegarse de todo eso, aunque, por supuesto la parte de despegarse del recuerdo no funcionó, porque ella no sirve para esas cosas, más bien se aferro a eso, para intentar cuidarse por las noches. Me da un poco de nostalgia contarte los últimos momentos en su cuerpo, fueron muy diferentes a todo lo demás, llenos de sensaciones nuevas, conversaciones con el espejo, mucha comida, y siempre acompañada del piso; no sé porque le gusta tanto tirarse al piso, será tal vez por la sensación de libertad, pero aun no lo entiendo, no sé si alguna vez notaste eso.
Bueno, aquí llegamos a la despedida: corta, o precisa, como quieras, pero ella necesitó más tiempo para terminar de decírtelo todo. No sabía como reaccionar a la situación, se sentía muy extraña y con una pena enorme, no encontró palabras para expresar nada, ni fuerzas para hacer la despedida más liviana, solo necesitaba tirarse al piso, es por eso, que cuando llego a casa lo primero que hizo fue derramarse como pudo en la alfombra, claro está, que antes cerro la puerta para que nadie la viera en ese estado. Te cuento que jamás fue buena para demostrar sus penas profundas en casa, siempre intentaba esconderlo todo para encontrarse a solas con ella más tarde.
Luego de esto, se lleno de excusas para esconderse todo el tiempo necesario. Si se mentía hasta a ella, yo no lo entendía, pero a ella ni eso le importaba.
Quien iba a decir, que todas estas cosas tuvieron que pasar, para que tu y ella se alejaran de verdad, para que separaran de una buena vez sus distintas historias y anécdotas, para que ella te bloqueara de su mente, y para que tu entendieras algunas cosas tal vez… Pero dime la verdad, ¿Alguna vez intentaste entenderlo? ¿Alguna vez te sentaste a pensar en lo que estaba sucediendo?